
Los pueblos de Antabamba, por su ubicación geográfica tiene a su entorno a los cerros “guardianes” y deidades tutelares como el Apu “Utupara”, el Apu “Allpakmarca”o Paccusuri y el Apu Calvario o “Machu K’atka”, los veneran y piden les concedan las lluvias para que florezcan las tierras y den sus frutos sean en pastos y frutos.
Durante el mes de febrero, en plena temporada de lluvias a veces torrenciales, a dicho mes los comuneros lo llaman “febrero loco” por las abrumadoras lluvias acompañado de truenos y relámpagos, que caen insistentemente en la época.
Los comuneros que se dedican al pastoreo de sus animales, realizan los carnavales en las punas antabambinas, mantienen las costumbres inalterables, estando vigentes hasta nuestros días, estas fiestas campesinas se desarrollan con la participación de la colectividad asistente.

Esta festividad cuenta con la presencia de músicos que son los mismos campesinos, tocan la tinya (tambor) hecho de madera y de pellejo de carnero y la infaltable tonalidad de la Quena; debes en cuando acompañados de cantantes ocasionales, para la ritualidad y los alcances a la pachamama, preparan una serie de productos agrícolas y naturales, que queman en honor de los apus guardianes y los apus que proveen las lluvias, (tal es la creencia ancestral de los pobladores) entonan diversas melodías andinas carnavalescas para deleitar a los asistentes que cantan y bailan al son de la música.
Los comuneros y asistentes de esta fiesta de carnavales, van con sus ponchos y se adornan para esta ocasión con serpentinas en el cuello y se empolvan la cara con talco, en algunos casos juegan con el agua mojándose, y principalmente bailan los carnavales, asisten a esta fiesta siempre preparados por la época, con sus ponchos y llicllas, y algunas indumentarias para protegerse de los aguaceros que vienen acompañados de grandes truenos y relámpagos.
Algunos pobladores más intrépidos, asisten montados a sus caballos portando y flameando unas banderas blancas, y al llegar a la capilla cabalgan al galope girando en forma de círculos innumerables al contorno de las capillas edificadas en el lugar de la celebración, y por la tarde participan en los alcances de tinka en honor a las deidades ancestrales y los apus del lugar sin obviar a los apus anteriormente mencionados, también evocando a la religión cristiana, siendo signo de la influencia de la colonización española.
Con esta costumbre las comunidades alto andinas, buscan realizar ofrendas a la madre naturaleza (pacha-mama) y el reconocimiento a los fenómenos naturales, con el mayor propósito de buscar que la naturaleza les otorgue buenas cosechas en sus sembríos del año y gran reproducción de los animales domésticos. Permitiendo la alegría y gozo en la festividad, y el respeto a los Apus, guardianes, además de ofrendarlos por las lluvias que nos conceden, consiguientemente las buenas lluvias traen consigo beneficios para la agricultura y para la ganadería, con harto y mejores rebaños robustos y mejores cosechas de los productos de pan llevar que cultivan.
En el pueblo de Antabamba, los pobladores realizan comparsas y organizan las yunzas, donde participan muy entusiasmados los pobladores en especial los jóvenes y niños, usan el talco, serpentinas, bailando al son de los conjuntos musicales del pueblo, algunos se mojan con agua.
Los antabambinos residentes en Lima, igualmente durante el mes de febrero en los domingos, realizan las fiestas de carnavales, casi como una réplica del carnaval de Antabamba, plantando varias yunsas cargados de abundantes regalos, vestimentas típicas que expresan la personalidad del poblador antabambabino, con sus comidas típicas como las viandas de cuy asado y otros. También plantan yunzas, donde bailan al ritmo de la música de conjuntos musicales antabambinos.
Publicado por: Juan Ciro Aranibar Chaccara
Reedición Actual 19/02/2017
Edición AnteriorEl 09/02/2010
Excelente hermanos del Perú profundo
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